Para qué practicar Yoga
¿Te duele la espalda?
Afecta al 85% de la población y el estrés, la falta de ejercicio y las malas posturas son sus causas principales. Con la práctica de yoga se estiran y fortalecen los músculos de la espalda, se reduce la inflamación y se corrige la postura lo que ayuda a aliviar el dolor y a evitar lesiones.
¿Quieres desintoxicar tu cuerpo?
Muchas de las posturas que realizamos en las clases de yoga y de los ejercicios de respiración, estimulan la eliminación de desechos y la liberación de toxinas del organismo. Así pues, el yoga te ayudará a mantener hígado, riñones, pulmones, intestinos y la piel sanos.
¿Estás desconectado de tu respiración?
La ejecución de posturas y las técnicas de pranayama o respiración consciente que se practican en las clases, repercuten beneficiosamente en nuestra salud, pues facilitan la oxigenación de las células y del cerebro, regulan el ritmo cardíaco y la presión arterial, y favorecen la circulación y la digestión.
¿Sufres de estrés o ansiedad?
Los ejercicios de respiración, la relajación, la meditación y la práctica de posturas o asanas contribuyen a calmar la mente y recuperar la armonía. En otras palabras, cuando practicamos yoga pensamos menos y eso conlleva, sin lugar a dudas, a un estado de paz interior.
¿Tienes contracturas y tensiones musculares?
Si es así, necesitas practicar yoga. A través de las posturas se estiran los músculos y en la relajación, cuerpo y mente descansan. La práctica de yoga además de liberar las tensiones físicas aumenta la conciencia corporal otorgándonos la capacidad de identificarlas antes de que se vuelvan crónicas.
¿Quieres estar en forma?
Con una práctica de yoga constante en poco tiempo verás como tu cuerpo cambia y se vuelve más flexible, fuerte y ágil. Las clases de yoga más dinámicas y una alimentación adecuada te permitirán bajar de peso, si lo necesitas, y fomentarán en ti un estilo de vida saludable.
¿Te sientes cansado y sin energía?
La práctica de yoga aumenta los niveles de energía. Por un lado, las posturas o asanas incrementan la secreción de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad. Por otro, los ejercicios de respiración activan nuestra energía interna (prana) y nos dotan de vitalidad.